martes, 1 de septiembre de 2009

Primer Amor

Y allí estábamos los dos en aquella fría y oscura habitación, él en el piso y yo en la cama, arropados de los pies al cuello, hablando de todo y de nada, y así surgió aquel tema al que yo siempre quería llegar y él como siempre trataba de evadir, hasta que me atreví y le pregunté:

- ¿de verdad nunca has tenido una novia?

- No nunca.

-¿Y ni siquiera te has dado un beso con alguien??

- No

Aquella respuesta lleno mi corazón de satisfacción, y no se me ocurrió más nada que decir sino:

-Pues eso ha sido por que tu lo has querido, porque oportunidades has tenido.

-¿por qué lo dices?

-Bueno porque yo una vez trate de besarte y me esquivaste, yo siempre he estado aquí esperando por ti.

-Tu nunca me dijiste que eran solo unos besos, me dijiste que querías ser mi novia y yo nunca he querido eso.

-Pueden ser solo unos besos, claro que si, y quedaríamos como más que simples amigos.

-Entonces, así si me gustaría

-¿Eso significa que puedo besarte ahora?

-Si quieres.

No lo podía creer, aquel momento con el que tanto había fantaseado desde hace años estaba a punto de ocurrir en cualquier momento, por fin tenía su aprobación para besarlo, no lo podía creer, y así entre dudas y nervios me decidí, me deslicé y caí sobre él, mis labios torpemente tocaron los suyos, estaban fríos y húmedos como si los hubiese mojado un momento antes, tenía los ojos bien cerrados, nos soltamos y comenzamos a besarnos, sus manos abrazaban mi cabeza y las mías estaban apoyadas sobre el suelo. No se por cuanto tiempo estuvimos así, pero para mí fue una eternidad, podía sentir su corazón latiendo fuertemente al igual que el mío, hasta que de pronto él me apartó, se levantó y se fue, y allí estaba yo, como una tonta en el piso, muriéndome de nervios e invadida por las dudas.

No pude dormir esa noche imaginándome un futuro con el a mi lado, y no dejaba de pensar en aquel beso, ese que me costo muchos años de preparación y humillaciones de vez en cuando para hacerlo entender lo mucho que lo amaba y lo mucho que significaba para mí estar con él.

La mañana siguiente fue como cualquier otra, sólo que evitábamos cruzar las miradas, es increíble como me sentía ese día, era como si no existiera mujer más hermosa en el mundo que yo… y me moría por llamar su atención así que me comportaba de una manera inusual… lo trataba de seducir mientras desayunábamos…pero creo que la única que lo notó fui yo…porque su actitud era la misma de siempre… como si no hubiese pasado nada. Me sentía tan frustrada, quería hablarle de lo de la noche anterior, preguntarle que sintió, quería escuchar de su boca, esa boca tan provocativa, esa que era el complemento perfecto para sus hermosos ojos azules, que le había gustado mucho y quería que se repitiera, pero si lo hacía arriesgaba mi dignidad, y talvez quedara como una inmadura que no podía superar un beso, yo pensaba tratando de controlarme mientras estábamos solos en la sala de juegos y lo veía jugar que eso ya estaba hablado, yo le dije claramente que seríamos más que amigos y el aceptó, ¿pero entonces porque no me demuestra algo de aprobación, un gesto, una palabra, algo?

Esa noche me fui a dormir, mientras trataba de concentrarme en algún sueño pasado para retomarlo vi como se abría la puerta de la habitación, era él, haciéndome una seña con su mano mientras yo levantaba la cabeza, me acerqué a él muy silenciosamente para no despertar a la persona que dormía junto a mi, y me dijo muy suavemente :

Te espero en el salón, vete después de mi para no levantar sospechas,

Esos minutos de espera para su encuentro fueron eternos, las maripositas zumbaban en mi barriga ferozmente, al fin me armé de valor y fui a reunirme con él, y allí estaba tumbado en el sofá con las manos sobre los ojos, como si hubiese estado pensando en algo y no encontraba solución, el salón era oscuro y hacía un frío penetrante, me acerqué a él sin nada que decir, cuando se percató de mi presencia me miró con timidez por la forma en que bajó la mirada rápidamente, me senté junto a él y me tomó de la mano con mucho esfuerzo, estaban heladas y temblorosas, las soltó apresuradamente

-¿no te vio nadie al salir?

-No, están todos dormidos.

Hubo un silencio prolongado interrumpido por un bostezo de su parte, al fin me decidí y hable con voz ronca y queda

-¿querías decirme algo?

No había terminado de hablar y ya sus manos estaban en mi espalda empujándome hacia él, nuestros labios se juntaron y hubo una explosión de emociones dentro de mi pecho. no hizo falta decir nada más, las caricias y los besos se encargaron de hablar por nosotros, no hubo una parte de mi cuerpo que no la haya tocado con extrema suavidad, las miradas eran cada vez más intensas y los besos más profundos, podía sentir su respiración agitada en mi oído, luego de largas horas de besos y caricias escuchamos un ruido fuerte, parecido al de una puerta cuando se cierra por el viento, y reaccionamos, acomodamos nuestras ropas y nos separamos bruscamente uno a cada lado del sillón como si estuviéramos en la mitad de una conversa casual, nerviosos por ser reprendidos esperamos con ansias la aparición de alguien… pero no pasó nada

- Es mejor que te vayas, yo iré después, me dijo

Y así me fui a la habitación con el corazón agitado y sin poderme creer lo que había pasado. Extrañamente esa noche pude dormir tranquila, ¿quien lo hubiera dicho? esa noche mi sueño se hizo realidad, toda mi vida había soñado con poder estar entre sus brazos, cada noche me imaginaba que el me decía que estaba enamorado de mi y que me besaba tal como lo había hecho esa noche. Pero como esa vinieron muchas más, esos encuentros en aquellos sofás del salón, donde nuestros cuerpos se fundían, donde nuestras almas eran una sola y nuestros corazones latían al mismo ritmo, eran lo que me hacían vivir, a veces solo nos encontrábamos para abrazarnos y sentirnos, de día éramos dos buenos amigos, y de noche éramos dos niños jugando a ser adultos, resultaba emocionante tener una doble cara, era como engañar a los demás que nos conocían, no se notaba para nada que entre él y yo hubiese más que un simple trato. Fueron los días más felices de mi vida, el hombre que tanto quería estaba conmigo y sentía que me amaba tan locamente como yo a él. Sólo había algo que me dolía pero no me atrevía a decírselo por temor a perderlo y a no recuperar jamás esa relación, y era precisamente que yo no podía entender ¿por qué si nos queríamos tanto no podíamos admitir frente a todo el mundo que estábamos enamorados?, esa interrogante me atormentaba, y cada día recordaba la charla que tuvimos cuando empezó todo, el me había dicho que el nunca ha querido ser mi novio, pero eso lo dijo antes de todo esto que ha pasado entre nosotros ¿y si ya no piensa así pero no se atreve a pedírmelo? Yo tampoco podía decírselo porque el hombre es el que tiene que hacerlo, ¿y si me rechazaba y se terminaba esto y volvíamos a ser solo amigos? Era un riesgo que no podía correr, era jugarlo el todo por el todo, pero a pesar de las dudas y de los tormentos que me invadían generalmente mientras estaba a abrazada a él sin decirnos nada, decidí quedarme callada y nunca hablarle del tema, preferí quedarme en las sombras ante la sociedad y ser la única que supiera que detrás de ese hombre estaba una mujer…yo…

Al pasar los años con todo el dolor del mundo soporte que el me dejara, sin ninguna razón, solo por sus motivos personales, que en ese momento no supe cuales eran, y para ser sincera aun tampoco los sé, sólo puedo suponer que fue porque se dio cuenta que era algo vacío, que todos los días era lo mismo, como cuando un niño juega con un juguete que ha tenido siempre, no le ve la emoción, para él ya era aburrido estar conmigo.

Siempre fui su sombra, nunca me dio el respeto que me merecía, sacrifiqué mi dignidad por hacer realidad algo que siempre perseguí, una ilusión de niña, un amor platónico ¿y que obtuve a cambio a parte de la falsa felicidad? pues si, una lección de vida, que jamás hubiese aprendido sino me hubiese pasado.

Ahora tiempo después de haber superado esa relación he analizado que en realidad ese dichoso amor que él decía tener por mi no era amor, era pasión y deseo, talvez una oportunidad fácil de experimentar, pero yo no era la mujer que le quería presentar a su familia y a sus amigos, ¿Por qué? Aun no lo sé, puede ser porque las cosas que se obligan no se quieren, o porque los sueños son solo eso…sueños, la realidad…la realidad es solo un mal sueño…

No hay comentarios:

Publicar un comentario